16 Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia.
17 Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres. Jueces 16:16-17
Esta mañana estábamos pensando sobre el poder de Dios que necesitamos, no solo para sanar enfermos, o hacer maravillas, si no para tener una palabra sabia en tiempos difíciles, y palabras de conocimiento para saber lo que Dios sabe y que nosotros debemos de saber.
Y nos llamo la atención que Sansón tenia esas capacidades, era un juez escogido por Dios desde el vientre de su madre, estaba ungido para defender, cuidar y velar por la paz de su pueblo.
Y precisamente el valor de su unción era determinado por el valor de su consagración y compromiso a los pactos hechos por su familia y el mismo.
¿Como un hombre tan privilegiado perdió todo eso, que uno busca con devoción?
Y el Espíritu Santo hablo, “la oscuridad presiona cada día con palabras fastidiosas, molestas, entrometidas, fuera de lugar, fuera de propósito, majaderas, necias, inconvenientes, y una presencia hostigadora” ¡exacto!
El diablo puede usar a un hombre o una mujer usando palabras inoportunas y presionándonos, tratando de reducir nuestras almas, a una mortal angustia y dejarnos en vergüenza, rapados y débiles, fallando en nuestra consagración a Dios.
Reflexionando llegamos a tres conclusiónes:
· “Para buscar la unción, primero debemos no usar esas palabras inoportunas, fuera de lugar, orientadas a la maldad, sino usar Palabras de Dios orientadas a la luz"
· “En vez de buscar el éxito y secretos de otros, piensa en hacer el bien a los demás.”
· “Para eso fue llamado Sansón”
Pastores: Ricardo y Maura Camarero